Hay canciones que no se explican, se sienten.
Aparecen cuando menos lo esperamos y se quedan para siempre.
Atraviesan generaciones, se cantan en estadios y resuenan en auriculares.
Cuatro acordes… y un estribillo eterno.
El contexto: un cambio de época
Empapado de la sofisticación pop de los años 80, Soda Stereo era sinónimo de modernidad, con influencias claras del rock británico: The Police, The Cure y David Bowie.
Pero a fines de esa década, algo empezó a cambiar. Tras el éxito de Doble Vida, grabado en Nueva York con el productor Carlos Alomar, guitarrista histórico de David Bowie y colaborador de Iggy Pop, Mick Jagger y Paul McCartney, Soda se encontró en una encrucijada. Habían conquistado Latinoamérica con un sonido moderno y pulido, pero sentían que algo se estaba agotando.
El cambio no fue abrupto. Ya en Ciudad de la furia, se insinuaba algo distinto. Una guitarra más áspera, una atmósfera oscura, y un Buenos Aires nocturno y existencial.
Cerati lo expresó alguna vez con claridad: querían volver a la música que los había formado, a lo que escuchaban “cuando eran chicos”.
Y ahí estaba el rock nacional. Pescado Rabioso, Invisible, Manal, Pappo’s Blues. Una raíz cruda, visceral, con identidad propia. Esa música que no necesitaba permiso para sonar fuerte.
«Cuando llega Canción animal es un disco disruptivo totalmente a nivel sonoro. En algún momento con Gustavo hablábamos, y con Zeta, de ese volver las raíces de lo que nosotros escuchábamos cuando éramos chicos, que era rock nacional, Pappo’s Blues y Spinetta, Invisible, todas esas cosas que a nosotros nos marcaron y que estaban dentro nuestro, y hubo un poco esa búsqueda, o más que búsqueda, ese dejar salir».
Charly Alberti
Canción Animal: el disco del quiebre
Así nació Canción Animal, no como un giro comercial, sino como un acto de reafirmación. Un disco que dejaba atrás los sintetizadores y abrazaba las guitarras distorsionadas. Que cambiaba los paisajes urbanos neoyorquinos por la potencia salvaje del rock en estado puro.
Y no solo lo decía la música. La tapa original del disco, con dos leones copulando, fue tan directa como simbólica. Pero también fue polémica. En algunos países fue censurada, y reemplazada por una versión alternativa más neutra.


El nacimiento de una leyenda
Nada de eso detuvo el impulso. Soda estaba en su mejor momento. Y en medio de ese huracán creativo apareció una canción que iba a cambiarlo todo.
El primer esbozo de De música ligera nació en una prueba de sonido, el 6 de noviembre de 1988, en la Plaza de Toros Calafia, en Mexicali, México.
Gustavo tocó una secuencia de acordes que llamó la atención. Zeta y Charly se sumaron enseguida. Ahí, en ese momento, empezaba a tomar forma uno de los himnos más grandes del rock en español.
“¿Lo grabaste?”, le preguntó Cerati a Adrián Taverna, sonidista de toda la carrera profesional de Soda Stereo.
La idea quedó registrada. Y meses después, en Buenos Aires, Cerati volvió sobre esa secuencia y le dio la forma definitiva a la canción.
La grabación en Criteria
La grabación de Canción Animal comenzó en junio de 1990, en Criteria Recording Studios, Miami.
El corazón del proyecto estaba en manos de Gustavo Cerati y Zeta Bosio, encargados de la producción artística.
En ingeniería de sonido, Mariano López.
Y en asistencia técnica de guitarras, un nombre clave en la historia de Soda: Adrián Taverna.
También participó Tweety González, sumando sus teclados sutiles pero precisos al sonido final.
Para la grabación, Cerati usó su guitarra Paul Reed Smith (PRS), conectada a un cabezal Vox AC-50 y una caja Marshall.

Según contó en varias entrevistas, la canción se grabó en una sola toma. Hicieron dos más, por si surgía alguna variante, pero nada superó la magia de aquella primera. Así quedó.
Análisis musical: por qué funciona tan bien
La guitarra base fue registrada usando la técnica de doubling: se grabó exactamente lo mismo en una segunda toma, y luego se ubicó una guitarra completamente a la izquierda y la otra a la derecha. El resultado: un sonido estéreo amplio, con una profundidad que una sola pista no podría lograr.
El riff principal de la canción está construido sobre cuatro acordes: Si menor, Sol, Re y La.




Una de las claves que lo vuelve tan mágico es la forma en que Cerati toca el Sol. Primero ataca la nota grave, y luego las cuerdas agudas, que se enlazan de manera inmediata con el siguiente acorde, Re. Ese pequeño desfasaje genera una ilusión sonora: como si hubiera un acorde escondido entre ambos, un puente invisible que empuja la canción hacia adelante.

Cómo tocar «De música ligera»
En el primer solo de la canción, Cerati toca la melodía vocal con pequeñas variaciones.
En el segundo solo desaparecen las guitarras base, y queda únicamente la guitarra solista, cargada de efectos de chorus y delay que generan un sonido espacial y envolvente.
Este solo está tocado íntegramente en la primera cuerda, utilizando apenas la segunda cuerda al aire como nota pedal.
Esa misma técnica vuelve a aparecer en otra de las melodías fuertes del álbum: Un millón de años luz.
Antes del final, la canción da un giro rítmico inesperado: un interludio en el que Cerati toca distintas inversiones de los acordes con un ritmo funk frenético, mientras Zeta lo acompaña con un walking bass demoledor.
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No era la primera vez que Soda jugaba con los contrastes rítmicos. En Ciudad de la furia ya habían mostrado que sabían manejar las curvas del tempo como quien toma una avenida y de pronto dobla en un callejón.
El tercer y último solo repite en gran parte la idea del segundo, aunque es más breve y con una variante final. A diferencia del primero, este sí va acompañado por la guitarra rítmica de fondo.
La letra: pop, misterio y claridad
La magia de la letra de De Música ligera no está solo en lo que dice, sino también en lo que deja afuera.
Hay una estrofa que nunca llegó a la versión final. Una parte que fue escrita, ensayada, y luego descartada:
Viene hacia mí cuando el mundo enmudece.
Y no es tan real, solo pasa tiempo.
“Y empece a escribir sobre la idea del pop. Lo que significaba “ella durmió al calor de las masas” … es como que está ahí la canción.
Gustavo Cerati
La mayoría de las veces la inspiración, la motivación para escribir, sale de la misma música. O sea, la misma música tiene los ingredientes necesarios para la letra. Para mí, ¿no? O sea, hay algo que me está hablando la música.
En este caso, era lo más liviano y lo más pop que podía imaginar. Era como una canción que había estado guardada durante mucho tiempo ahí, que simplemente hay uno que tenía que agarrar y decir así “tuc”, y salió.
Porque la forma en que salió fue tan instantánea, como si la hubieran tocado 10.000 grupos antes. Quizás no fue así… la tocaron 10.000 grupos después».
Letra de «De Música Ligera»
Ella durmió al calor de las masas
y yo desperté queriendo soñarla
algún tiempo atrás pensé en escribirle
que nunca sorteé las trampas del amor
De aquel amor de música ligera
nada nos libra nada mas queda
No le enviaré cenizas de rosas
ni pienso evitar un roce secreto
De aquel amor de música ligera
nada nos libra nada mas queda
De aquel amor de música ligera
nada nos libra nada más queda
Y así como la letra nació de un impulso, el título también tiene su historia.
Cerati recordaba una colección de discos de sus padres, llamada Clásicos ligeros. A eso se sumaba un trabajo reciente con Daniel Melero, titulado Música lenta. De esa fusión nació el nombre: De música ligera.
Reversiones y legado internacional
Y como toda gran canción, De música ligera no conoce fronteras.
En 2002, la banda brasilera Capital Inicial lanzó A sua maneira, una versión en portugués que se convirtió en un éxito absoluto en todo Brasil. Una adaptación que no solo respetó el espíritu de la canción original, sino que la hizo propia, llevándola al corazón del rock brasileño.
Y en 2017, Coldplay sorprendió a todos al cerrar su show en Buenos Aires con una emotiva versión.
Una canción eterna
Algunas canciones se quedan suspendidas en el tiempo.
De música ligera es un puente invisible entre quienes fuimos y quienes todavía somos cuando la escuchamos.
En esta canción Cerati se hizo eterno.
Gracias totales




